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Cuenta la leyenda que en tiempos de la Colonia, en la ribera del Río Elqui, se establecieron monjes de la Compañía de Jesús con el objeto de administrar sus haciendas y divulgar la fe. Al llegar el año 1767, éstos fueron expulsados de los dominios por la corona española. Antes de escapar, enterraron al pie de una palmera sus tesoros más valiosos, entre ellos la campana de oro, el cáliz y un manuscrito con la fórmula de los licores más preciados. Desde entonces, cada noche de luna llena, se puede ver a un monje con su hábito negro, protegiendo este tesoro de los merodeadores no invitados...