Curvamos todo -o casi- lo que puedes ver a tu alcance. Si estás en una oficina, los tubos de las sillas o las mesas; si estás en la calle, las farolas, las marquesinas o los monopostes de publicidad; si estás en un puente, las cerchas en las que éste se sustenta; si viajas en coche o en autobús, parte de la estructura de la carrocería; hasta si estás en el dentista, en el bar o haciendo deporte en el gimnasio, hay algún elemento metálico curvado. Llevamos muchos años haciendo siempre lo mismo: curvas. Da igual el tamaño, el material, la forma. Somos un equipo de gente joven que junto al fundador trabajamos con ilusión y creatividad. Tenemos experiencia de sobra (curvamos desde los años 70), los medios suficientes (instalaciones de 2500 m2, 4 puentes grúa de 10 toneladas cada uno, gran variedad de máquinas curvadoras de todo tipo y dimensiones, además de otras máquinas auxiliares) e invertimos constantemente en nuevos medios. Sin embargo, lo más importante para nosotros es el capital humano, pues el curvado es una especialización tan concreta y compleja que una máquina, por muy sofisticada que sea, muchas veces no es suficiente para dar con el curvado requerido. La experiencia y la creatividad lo es todo en este oficio.
